Elogio de Calella

Calella es la capital turística del Maresme, elogiada desde hace años por la belleza de sus playas. Pero la ciudad tiene otros atractivos que la convierten en un lugar de visita obligada en las comarcas de Barcelona. Te presentamos sólo siete, a modo de guía indispensable... ¡Una especie de aperitivo para abrirte el apetito y que te entren ganas de explorarla!

1. Atalaya de las Torretas y Centro de Interpretación del Faro de Calella

¿Quieres empezar tu recorrido con una buena perspectiva? Sube a la Atalaya de las Torretas y disfrutarás del mejor mirador de la costa: ¡verás desde el Barcelonès hasta la Selva! En cualquier momento del día, pero especialmente al atardecer, cuando la luz se torna violeta y la brisa de mar llega a tierra... Y, si vas con niños, no dejéis de entrar en el Centro de Interpretación del Faro de Calella, ya que descubriréis cómo funcionan exactamente estas magníficas obras de ingeniería. 

2. Paseo de Mar Manuel Puigvert

La avenida que corre paralela a la playa de Calella es el lugar ideal para ampararse del sol gracias a los plataneros gigantes que le hacen sombra. Proyectado a finales del siglo XIX, el Paseo de Mar Manuel Puigvert está incluido en el inventario del Patrimonio Arquitectónico de Cataluña y tiene un pasado tan vibrante como su presente. Abuelos que charlan en los bancos, niños que comen helados y deportistas son tres de las tribus que dotan a este espacio suntuoso, de color, espontaneidad y vida.

3. Museo del Turismo

Una antigua fábrica textil de estilo neoclásico acoge el Museo del Turismo. Dividido en cuatro salas principales, el equipamiento exhibe muestras relacionadas con la historia de los viajes de placer: desde las rutas de los primeros exploradores hasta las diferentes maneras en que el hecho de viajar nos enriquece. 

4. Parque Dalmau y su refugio antiaéreo

¿Te apetece dar un paseo por el pulmón verde de Calella? Sal del museo y adéntrate en el Parque Dalmau: con una extensión de dieciocho hectáreas y la diversidad típica del bosque mediterráneo, harás deporte mientras admiras las altas copas de los pinos y el vuelo ligero de las carboneras. Una vez allí, aprovecha para conocer el refugio al que iba la población para protegerse de los bombardeos aéreos durante la Guerra Civil. ¡Un capítulo del pasado que no podemos dejar que se esfume de la memoria colectiva!

5. Museo-Archivo de Calella

Y ya que estamos con temas históricos, ¿por qué no visitas el Museo-Archivo de Calella? En la planta baja, encontrarás restos arqueológicos ibéricos y romanos, así como colecciones de minerales, fósiles, cerámicas, baldosas, herramientas de oficios tradicionales, etc. Y en la segunda planta te espera la antigua farmacia Barri, de época modernista, además de la reproducción de una cocina del siglo XIX con sus utensilios, unidades de medida, cántaros y muestras de vajilla.

6. Capilla de San Quirce y Santa Julita

Bien cerquita, en la calle de Francesc Bartrina, encontrarás otro de los edificios emblemáticos de Calella. Se trata de la Capilla de San Quirce y Santa Julita, un edificio construido en 1476 y que, hasta 1798, estuvo consagrado a San Telmo, patrón de navegantes y marineros. El retablo barroco quedó destrozado durante la Guerra Civil, pero la iglesia no perdió su encanto y hoy continúa siendo uno de los lugares más queridos por los vecinos de la villa.

7. Mercado municipal novecentista

¿Se te ha abierto el apetito? En el mercado municipal, un edificio proyectado en 1927 por el arquitecto Jeroni Martorell, puedes comprar de todo, desde los guisantes del Maresme hasta los calamares, las sepias, los sonsos y las gambas que tanta fama tienen en la comarca. Y si no te apetece cocinar, ¡no desesperes! Dentro del mercado hay un bar con un servicio muy especial: ¡tú les das los ingredientes y ellos te preparan un plato de deliciosa cocina casera!


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