Ametlla

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Los frutos secos han sido desde hace siglos un alimento básico en Cataluña. Las almendras no han faltado casi nunca en ninguna fiesta ni tampoco en las grandes comidas. De hecho, constituyen un ingrediente fundamental de muchos platos de la cocina catalana, y en especial de las salsas y los acompañamientos. Son bien conocidos algunos dulces tradicionales, como las almendras garrapiñadas (cubiertas de azúcar quemado), el turrón y los panellets. También ciertas bebidas, como las ratafías, los almendrados y la leche o la horchata de almendra, que hacen las delicias de los más golosos. Como queda claro, pues, la almendra se puede comer de muchas maneras: cruda, salada, frita o tostada. Ya en la cocina medieval se hacía en Cataluña leche o sopa de almendras, y no era nada extraño tomarla en los postres, sobre todo entre gente de campo o entre pescadores. La producción de almendra se concentra en Lleida y Tarragona. En la comarca del Bages, tierra de frutos secos, se prepara un dulce típico conocido como ametlles de la llum, y en Banyoles, otro muy curioso, los poquibons. En el Priorat, en cambio, crece una variedad específica llamada rofa, y aquí, además, la almendra se vincula a la práctica del agroturismo. Las rutas se abren de agosto a septiembre y permiten ver, e incluso participar, en la cosecha y el secado.
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