Gastronomía de la tierra: esta es la red de productos locales Anoia

Anoia es una comarca que se descubre paso a paso, entre ríos y caminos, pero también se degusta en la mesa. Su gastronomía es el reflejo de una tierra agrícola y ganadera, marcada por el equilibrio entre tradición y creatividad. No hacen falta artificios: los platos típicos de Anoia nacen del producto local, cocinado con sencillez y sabiduría. Un paisaje que entra por la vista y permanece en el paladar.

Recorrer la Via Blava Anoia es sumergirse en este universo: mientras el río guía el camino, cada pueblo ofrece un sabor de su identidad a través de los platos y productos de proximidad.

1. El caracol “vinyala”

Es un caracol típico de Anoia, especialmente apreciado por su carne fina y sabrosa. Se diferencia del “bover” porque vive en terrenos de secano, y en la cuenca de Òdena tiene más tradición. En la cocina se presta a múltiples recetas: puede servirse con carne, pescado o bien solo, aderezado con hierbas, especias o incluso chocolate.

Cada septiembre, Òdena celebra la Feria de la Vinyala, una cita gastronómica que reúne a restauradores y visitantes para degustar este producto auténticamente anoiense.

2. La carne, protagonista en la mesa

Si hay un producto emblemático de Anoia es la carne, sobre todo la de cerdo y de caza. La comarca es conocida por la elaboración de embutidos artesanos: longanizas, fuets, butifarras blancas y negras que forman parte de cualquier desayuno de tenedor o de un buen bocadillo.

El plato más celebrado es sin duda la gallina de pavo de Navidad, criada tradicionalmente en las masías y convertida en pieza central de las comidas festivas. También son muy presentes los guisos de conejo con alioli, la ternera estofada o la perdiz con setas, platos que recuperan el aroma de la cocina de montaña.


 

3. Las setas y el aceite, tesoros de la tierra

Cuando llega el otoño, los bosques de Anoia se convierten en escenario de búsqueda de setas. Níscalos, ceps y llenegas se cocinan a la brasa o en cazuela, a menudo acompañados de patatas o carne. Es una cocina humilde, que exalta la potencia del producto.

No menos importante es el aceite de oliva virgen extra, producido en varios pueblos de la comarca. Afrutado, intenso y con carácter, es el ingrediente que da vida al pan con tomate, las ensaladas y las verduras a la brasa.

4. Dulces y postres con identidad

Anoia también guarda rincones dulces. Como el horno de Jorba, casi centenario, desde 1930, una parada obligada: hay que probar la coca de panadero y las galletas dulces y saladas. Las cocas de recapte —que pueden ser saladas o endulzarse con azúcar y anís— son muy populares. Los turrones de Agramunt han traspasado fronteras, pero en las panaderías locales también encontramos almendras garrapiñadas, panellets y miel procedente de la rica apicultura de la comarca.

Entre los productores de miel destaca Mas Buret, uno de los más importantes de Cataluña, situado en Santa Margarida de Montbui. De allí salen mieles de romero o de brezo en invierno. Se puede visitar la productora si estás en Anoia o cerca de la Vía Blava.

5. Los productos singulares locales de Anoia

Esta cocina no es solo un conjunto de recetas, sino una red de productos locales y singulares que conectan agricultura, ganadería y artesanía alimentaria con la vida cotidiana. Cada plato de Anoia habla de una relación íntima con la tierra y las estaciones, y es este vínculo el que da al comer un sabor auténtico.

Además de la producción de aceite, merece especial atención el Cigronet de l’Anoia, una variedad local transmitida durante generaciones, muy adaptada al entorno y con gran valor gastronómico. Varios productores lo cultivan, algunos con métodos ecológicos, como Fruits del Secà (Sant Pere Sallavinera) y Pep Mestre (Argençola).


 

6. Las bodegas de la zona

Anoia cuenta con una variada oferta de bodegas y cavas que permiten disfrutar de una auténtica experiencia enoturística. Se pueden visitar espacios como el Celler Pla de Morei, que ofrece actividades inmersivas como “Enólogo por un día” o maridajes entre viñedos y márgenes de piedra seca, o las Caves Bohigas, con una masía del siglo XIII, una capilla neogótica e impresionantes cavas subterráneas. También destacan bodegas como Can Feixes o Raventós Rossell, que combinan naturaleza, viña y tradición familiar, con una producción de fuerte carácter artesanal y de calidad.

7. Una red de sabores locales

Recorrer la Vía Blava Anoia no es solo disfrutar del paisaje fluvial, sino también descubrir una cultura gastronómica que se vive con todos los sentidos. En cada etapa hay un ingrediente, un plato y una historia que saborear.


Más información:

Feria de la Vinyala
Su gastronomía
Monbruc, Aceite de Oliva extra
Mas Buret
Productos singulares de la tierra
Can Freixes
Raventós Rosell
Via Blava Anoia