
Ermita Mare de Déu de la Sala.

El puente de Boixera.

Basílica de Santa Maria de Igualada.

Los Tres Mollons.
Miradores y ermitas que encontrarás haciendo la Via Blava Anoia
La Via Blava Anoia no solo invita a seguir el curso tranquilo del río Anoia, sino también a descubrir rincones llenos de historia y vistas que abarcan toda la comarca. Entre Jorba y la Pobla de Claramunt, el camino nos regala ermitas, basílicas y miradores que combinan patrimonio, espiritualidad y naturaleza.
1. Ermita de la Mare de Déu de la Sala
Situada en los primeros kilómetros de la Via Blava Anoia, la ermita de la Mare de Déu de la Sala es un espacio de devoción y reposo muy querido por los vecinos. Rodeada de naturaleza, es una parada perfecta para tomar un respiro y conectar con la tradición religiosa de la zona.
2. Puente de la Boixera
Junto a la Pobla de Claramunt, el puente de la Boixera es uno de los pasos históricos sobre el río Anoia. Este lugar combina el valor patrimonial de una construcción antigua con el encanto natural del curso fluvial, rodeado de vegetación de ribera. Es un buen punto para pasear, observar el río y descubrir parte del legado histórico de la comarca.
3. Basílica de Santa María de Igualada
En el corazón de Igualada, la Basílica de Santa María es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad. Construida entre los siglos XVII y XVIII, destaca por su imponente fachada y el campanario visible desde varios puntos de la comarca. Una visita que aporta la dimensión cultural y espiritual al recorrido.
4. Los Tres Mollons
Ya en la Pobla de Claramunt, el paraje de los Tres Mollons es una elevación natural que regala unas vistas únicas sobre el castillo de Claramunt y la Conca d’Òdena. Es un lugar cargado de simbolismo y un magnífico punto final para quienes hacen este tramo de la Via Blava Anoia.
5. Paisaje y patrimonio de la mano
Recorrer la Via Blava Anoia es también descubrir estos puntos de interés que conectan naturaleza y patrimonio. Ermitas, iglesias y miradores nos recuerdan que el camino no solo se vive con los pies, sino también con la mirada y el espíritu.

