Monasterio de Sant Cugat

El Real Monasterio de Sant Cugat es una joya románica muy apreciada por los amantes de la arquitectura medieval, quienes se deshacen en elogios ante la magnificencia de su claustro. No obstante, para el resto de mortales este cenobio es un tesoro todavía por descubrir. Te explicamos sólo seis curiosidades… ¡Un breve adelanto de todas las sorpresas que te esperan en este sorprendente conjunto monástico!

1. Más antiguo de lo que crees

Sí, sí: el claustro se levantó en el siglo XII. Pero los orígenes del monasterio de Sant Cugat se sitúan mucho antes, en el siglo IX, cuando se construyó un pequeño recinto de planta cuadrada sobre la base de un templo paleocristiano… ¡que parece que ya existía en el siglo V!

2. Con agua corriente

Fieles a su principio de "rezar y trabajar", los monjes benedictinos estuvieron siempre bien provistos. Y desde que levantaron un acueducto de tres kilómetros para unir su mina y el monasterio, tampoco les faltó el agua. ¿Lo quieres ver? Acércate al torrente de Can Cornellera, ya que allí todavía existe una parte de esta construcción del siglo XIV: el puente de Can Vernet.

3. 144 capiteles, todos diferentes

La joya del monasterio es su claustro románico, obra maestra del escultor Arnau Cadell. De imaginación desbordante, el artista y constructor hizo decorar los 144 capiteles del cenobio con todo tipo de historias: desde referencias bíblicas a costumbres medievales, pasando por el bestiario mitológico y escenas de la vida cotidiana de los monjes. ¡Y no hay ninguno repetido!

4. ¿Un monasterio abierto al mundo o cerrado a los enemigos?

¡Absolutamente fortificado! El conjunto de edificaciones del monasterio estaba muy bien protegido por murallas y torres que se construyeron en el siglo XIV. La entrada al recinto monacal se encontraba en la torre del Portal Mayor, donde ahora hay la oficina de turismo, y donde se conservan los restos de un matacán que servía para protegerse de los posibles enemigos. Impresionantes son también las murallas del monasterio, especialmente las que dan al Palacio del Abad, con torres, aspilleras y almenas de coronamiento.

5. Un rosetón de tamaño XL

El conjunto arquitectónico del monasterio incluye una iglesia preciosa en la que es posible admirar, de forma concentrada, la transición del estilo románico al gótico. Las tres naves cubiertas con vueltas, las altas columnas, el retablo gótico de Todos los Santos y, muy especialmente, su rosetón, con más de ocho metros de diámetro, no tiene nada que envidiar al de la catedral de Barcelona.

6. La leyenda del gallo del monasterio

No salgas de la basílica sin encontrar la antigua veleta del monasterio: un gallo de hierro que esconde una leyenda escalofriante. ¿La quieres conocer? Si puedes, apúntate a una de las visitas guiadas que organiza el Museo del Monasterio!

  • ¿Te gustaría ver el monasterio de noche o participar en una actividad diferente? Sigue la web de turismo de Sant Cugat y entérate de las últimas novedades. 


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