Modernismo en el Maresme: el legado de tres genios

¿Sabías que el quilómetro cero de Gaudí se encuentra en Mataró? ¿Qué Lluís Domènech i Montaner, el genio del Palau de la Música Catalana y del Hospital de Sant Pau en Barcelona, reformó un castillo medieval en Canet de Mar? Patricia Rojas, la Cosmopolilla, periodista y bloguera de viajes, te propone una ruta por el legado modernista del Maresme, una comarca de Costa Barcelona famosa por sus playas, pero con un gran patrimonio por descubrir. ¡Toda una sorpresa!    

Soy Patricia Rojas, periodista y blogger de viajes en La Cosmopolilla, donde cuento mis andanzas por el mundo desde 2013. Andaluza afincada en Barcelona, me apasiona viajar y perderme por nuevos lugares. ¡Ya sea a una hora de casa como al otro lado del planeta!

La Nau Gaudí, Mataró

1878. Un joven Antoni Gaudí a punto de graduarse recibió el encargo de la Sociedad Cooperativa Obrera Mataronense. El más universal de los arquitectos catalanes tenía que diseñar una colonia industrial con casas, escuelas y hasta un casino en torno a la fábrica textil. Del ambicioso proyecto inicial sólo se construyó la nave de blanqueo del algodón y un sanitario próximo, el proyecto quedó abandonado por falta de fondos. Para viajeros curiosos que quieran imaginar lo que pudo ser y no fue pueden ver los planos originales en el Archivo Municipal de Mataró. 

¿Pero cuál es la importancia de la Nau Gaudí? Más allá de su valor histórico - artístico, este primer edificio del arquitecto catalán localizado en Mataró significó el despegue de una carrera meteórica. En la nave industrial Gaudí utilizó por primera vez los arcos parabólicos para crear una estructura totalmente diáfana, sin columnas que molestasen a los obreros en sus quehaceres. Esqueleto curvilíneo que replicó más tarde en la Sagrada Familia o la Cripta Gaudí de la Colonia Güell, ambos santuarios Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Pero aún hay más. Los audaces planos de la Nau fueron presentados en la Exposición Universal de París de 1889, captando la atención de un rico empresario catalán: Eusebi Güell. Este fue el comienzo de una gran historia de amistad y mecenazgo: Antoni Gaudí se convirtió en el arquitecto responsable de hacer realidad los sueños o locuras del señor Güell: los pabellones de la Finca Güell en 1884, el Palau Güell, las bodegas Güell en el Garraf, la cripta de la Colonia Güell en Santa Coloma de Cervelló y el Park Güell en Barcelona. Un tándem que sin duda transformó la ciudad condal y sus alrededores para siempre.

Ruta de Puig i Calafalch en Mataró

Cambiamos de arquitecto pero no de ciudad. Ahora toca hablar de otro icono del modernismo nacido en Mataró en 1867: Josep Puig i Cadafalch.  Seguro que has oido hablar de la Casa Amatller, encargada al arquitecto por el empresario de Chocolates Amatller, y que compite en elegancia con su vecina, la Casa Batlló, las dos en el paseo de Gracia. Cadafalch dejó impronta en su ciudad natal, reconocible a lo largo de todo el centro histórico. Y es que con solo 24 años asumió el cargo de arquitecto municipal. Así, es posible seguir su huella por el salón de plenos del Ayuntamiento de Mataró, el mercado del Rengle, la botiga La Confianza, la Casa Parera, el edificio de la Beneficiència o la Casa Coll i Regàs, el tesoro modernista de Mataró.

Te recomiendo que si visitas esta preciosa casa burguesa prestes mucha atención a los detalles: la Filosa, figura de una mujer con un huso en las manos da la bienvenida a los visitantes entre otras divertidas esculturas de su fachada. Una rana vestida con un pantalón o un mono con chaqueta hacen un guiño a la profesión del propietario de la vivienda, empresario del textil.

Extra: si quieres seguir descubriendo la obra de Puig i Cadafalch en el Maresme, puedes viajar a la vecina localidad de Argentona, donde está ubicada la casa de veraneo del arquitecto, la capilla del Sacramento, la Torre d´Aigües del Cros o Can Calopa.

Casa - Museo de Domènech i Montaner, Canet de Mar

No hay veranos como los del pueblo, entre cigarras, olas, siestas y sandía. Y más si se pasan a orillas del Mediterráneo en una villa tan coqueta como Canet de Mar. Esto debía pensar la familia Domènech i Montaner, quien no dudaba en dejar Barcelona cada verano e instalarse con toda la prole en Can Rocosa: Lluís y María Roura, natural de Canet, tuvieron ocho hijos. Entre tanto, el arquitecto trabajó en la imprenta de su padre, se dedicó a la política y por supuesto, a la arquitectura. En esta casa museo aún se conserva el estudio donde proyectó algunas de sus obras únicas, como el Palau de la Música Catalana. El balcón de la casa da a la calle principal de la villa, donde se alzan otras dos de sus creaciones: el Ateneo o la Casa Roura, para la familia de su mujer.

El castillo de Santa Florentina

Medieval por fuera, modernista por dentro. Si vienes a Canet de Mar una visita imperdible es esta fortaleza del siglo XI donde vivieron los señores de la villa alejados de la plebe hasta el mismo siglo XX. Rodeado de bosque, este palacio de película alcanzó la fama hace unos años gracias al rodaje de la serie de fantasía más vista en la historia de la televisión: se convirtió en el hogar de la Casa Tarly —Colina Cuerno— en Juego de Tronos.

¿Y por qué el castillo de Santa Florentina es un emblema del Modernismo en el Maresme? Porque fue el mismo Domènech i Montaner quien se encargó de su restauración, a petición de su tío, el conde de Canet de Mar, en 1910. Vidrieras de colores, cerámicas, forjados, azulejos y toda clase de detalles típicos en su obra fueron incorporados a una lujosa vivienda digna de un rey: el mismo Alfonso XIII se alojó en ella. Aún se conserva su habitación en el castillo, con una gran cama de dosel. Reflejo del esplendor de una bella época que deslumbra tras más de un siglo en esta comarca de la costa barcelonesa.


Más información:

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